Universo, cúmulos de cúmulos, cúmulos de decenas de galaxias, miles de millones de galaxias de centenares de miles de millones de soles, con miles de millones de mundos habitados, cada uno con miles de millones de habitantes.
¿Cómo puede un solo espíritu, en uno solo de los mundos, tener ego?
Una de las confusiones es pensar que el ego es la pedantería, la soberbia... El ego también es el complejo de inferioridad, es el sentirse disminuido, es el tener miedo a jugarse. Todo lo que es protagonismo, es ego.
El ser humano encarnado en este mundo tiene una tremenda dosis de egoísmo, y a su vez en muchos casos está tan poseído por esos roles tan materialistas, que a veces no se da cuenta de lo vano que es todo: luchas, peleas, discusiones sin fin…
En este mundo hay tan mala comunicación, se hablan tantos idiomas, hay tantos dialectos, tenemos tantas religiones y donde hasta hay límites territoriales… ¡Es absurdo!
Los celos implican la existencia de ego y la existencia de ego implica discernimiento, porque no puede haber ego sin discernimiento, y tener discernimiento significa saber lo que está bien y lo que está mal.
Al ego le encanta el rol de víctima.
Si tengo determinado problema y veo que cambiando mi fachada agrado, yo estoy cómodo. ¿Pero qué es lo que está cómodo? El ego.
Cuando hay ego hay protagonismo. Y cuando hay protagonismo no se sirve sino que se busca ser servido.
La soberbia causada por el ego impide a la humanidad aceptar nuevos paradigmas.
La personalidad generalmente está “atada” al ego.
Aquel que tiene más ego, más afán de dominio, que más trata de ser protagonista, es el que más sufre. La única manera que uno tiene de no sufrir es desapegarse. Pero esto puede ser mal entendido. Desapegarse o no necesitar, no significa no preocuparse por el otro, sino tener más tiempo para dar al otro, ya que esto es lo importante. No significa “desamor”, sino todo lo contrario, “tener más tiempo para dar amor”.
Es muy difícil ser feliz en el plano físico porque el ego impulsa a “necesitar”, y los encarnados no se dan cuenta de que no se es feliz disfrutando de el “no hacer nada”, porque la felicidad sobreviene con el Servicio. El no hacer nada, cansa. El Servir, en cambio, produce gozo.
Desinterés es también Ego.
¡Es tan difícil desprenderse del ego!, porque el ego produce goce. La persona sufre pero inconscientemente hay como un gozo. El ego, para que el espíritu no se defienda, lo invade y le crea como una especie de dependencia…
En el caso del ego la dependencia es tan fuerte porque el mismo ego hace que la persona goce enormemente con esos roles… Los yoes provocan un disfraz de goce, y este disfraz de goce es precisamente el que hace que sea muy difícil integrar la mente y por lo tanto muy difícil ser siempre el amo de sí mismo. Las personas se dejan llevar muy fácilmente por esos roles, sean de víctima, de susceptibilidad, de irascibilidad, etc., creyendo que son el amo cuando en realidad son el esclavo.
Entonces, mucha gente se confunde, confunde el ego con el yo, con la propia persona. Es decir que no lo toman como un rol sino como que son ellos mismos. Confunden al personaje con el actor. No se trata de una dependencia física sino psicológica.
Como vencer al ego e integrar los yoes? Gozando con el Servicio… Al gozar con el Servicio no se precisa ningún otro tipo de goce, porque ya goza pensando en el otro. Uno no se pone como actor principal, ni siquiera como figura de reparto, directamente no figura. Goza dando. Gozar dando no significa que se prive de su propio goce. Un espíritu de Luz goza debatiendo. Y esto no es ego.
Sabemos que hay discusiones a nivel familiar que traen sufrimiento, pero las peleas se producen por el ego que tiene las partes. También hay conflictos a nivel laboral, en las comunidades políticas y en los grupos religiosos. Y tendría que ser al revés. Tendría que haber apoyo, altruismo y una gran vocación de Servicio.
El ego es el yo inferior, el susceptible, el que busca sobresalir, el que se ofende, el que duda de todo, el que quiere crecer “aun a costa de...”
No es fácil vivir despersonalizado, sin que el ego intervenga. Deben saber que todo lo que los desequilibra emocionalmente sucede porque vuestro ego se halla involucrado.
El ego no se destruye, sino que se integra.
El ego es prácticamente lo que nos impulsa a hacernos protagonistas, a pensar siempre en nosotros... Incluso hay una confusión acerca de esto. Es algo común que una pareja, cuando se habla por teléfono, se diga: te extraño, te preciso, te necesito; “te”... siempre en función de uno.
Por lo general nunca pensamos en función del otro. Ése es el ego, el pensar solamente en nosotros.
Por eso, cuando a veces sufrimos una pérdida —pérdida en apariencia, obviamente— tenemos la "necesidad" de esa otra persona...
No tiene que haber ausencia cuando el ego no existe, porque entonces se deja de pensar en uno. No hay ausencia cuando pensamos en el otro, no hay ausencia cuando lo que hacemos es dar.
El mezquino va a sufrir por él, porque no logrará metas; el altruista va a sufrir por cien metas no logradas, por cien entes que no lograron sus metas y el espíritu altruista va a dar todo de sí para que alguno de esos cien logre la meta deseada.
Aquel que no ve más allá de sí mismo, aquel que no ve más allá de sus propios ojos, no está capacitado para dar nada a nadie, no está capacitado para entregar el altruismo a la raza.
Las emociones negativas como la ira, la envidia, el odio y otros tantos sentimientos equivocados, solo hacen crecer el ego. Pero lo emocional está también en lo que se llama el amor impersonal y ésa es una emoción positiva, como la misericordia, la caridad, la compasión, etc.
El ego puede hacer retrogradar a alguien muy elevado espiritualmente. ¡Cuidado!
Al alimentar el ego las personas se cuestionan todo. Se cuestionan por qué viven, se cuestionan por qué trabajan, por qué tienen determinado padecimiento, por qué tienen determinada familia. Todos los "por qué" vienen por el ego.
Es el obstáculo que nos sirve, que nos ayuda a evolucionar al superarlo.
Entonces, lo que se vence aquí es la tentación del ego, porque el ego es nuestra debilidad, el ego es el que nos hace discutir. ¿Por qué no pedimos perdón? Porque nuestro ego no nos permite. ¿Por qué no agachamos la cabeza? Porque nuestro ego no lo permite. ¿Por qué nos ofendemos? Porque nuestro ego es el que se ofende.
El espíritu es el que vino para servir, el que vino para dar, es el que vino, mediante el amor, para vencer todo el odio acumulado.
chacho cada vez que te leo es como si estuvieras en mi mente. parece que te va bien siendo tu propio psicólogo. en todo caso gracias, intento salir de un agujero y has encendido una nueva luz
ResponderEliminaren mi interior. un abrazo!